Ayer llegamos de nuevo al hogar culminando así, nuestra aventura de 54 días en el país del Tío Sam. No fue un viaje ostentoso, limitado como estábamos en el presupuesto. Sin embargo, los objetivos fueron cumplidos en su totalidad y pudimos compartir con nuestra hija, a quien no veíamos desde hacía 2 largos años.
Desde ya intentaremos comenzar ahorrar para visitar en Buenos Aires, Argentina, a nuestro otro hijo, quien se estableció allá y espera nuestra visita. No sabemos cuanto dure la pausa viajera. pero haremos lo humanamente posible para que no sea larga. A quien le gusta viajar, la comezón no se le calma (entiéndase como comezón: estar montado en un avión).

«Family room» capturada con Smartphone Moto G5 plus
en Silver Lakes, Miramar, Florida por @fermionico

Impráctico e ineficiente
El viaje de regreso estuvo signado por algo que nos pasó igualmente de ida, pero que no reparamos en ello por la emoción que nos embargaba cuando íbamos hacia EE.UU.: las sanciones de ese país hacen que no existan vuelos directos y tengamos que hacer escala obligatoria, por lo que un viaje que duraría 3'30'' a lo sumo, se convierte en un viaje de 8 horas, como mínimo.
Y nada más ineficiente como esto: aterrizamos en Punta Cana (República Dominicana), este aeropuerto tiene terminales de salidas y entradas separados; las aerolíneas transportadoras son diferentes en cada tramo (porque tampoco pueden viajar aerolíneas Venezolanas aquel territorio.
Resultado: tienes que retirar maletas y hacer aduana en Dominicana, pegar carreras con el maletero desde la terminal de llegada a la terminal de salidas y hacer, nuevamente, todo el proceso de chequeo en «counter» de maletas y pasar otra vez por la seguridad del aeropuerto ¿lo más gracioso del asunto? los dos aviones (tanto en el que llegamos como el que va a salir) están estacionados uno al lado del otro ¿ah?

«Fachada hogareña», capturada con Smartphone Moto G6 S
en Silver Lakes, Miramar, Florida por @fermionico

Lamentable
Funcionarios de inmigración Dominicanos son sumamente corteses y educados, parecen ser sacados de un cuento porque son empleados públicos ¿saben? Esto denota conocimiento de lo que está en juego: una imagen país, que le ha dado resultados positivos a esta hermosa isla.
Cuando estamos haciendo el chequeo de salida en la aduana, hicimos la fila que correspondía a los pasajeros en tránsito y dos funcionarias nos interrogaron ¿vuelven a Venezuela? El tono de la pregunta fue el correcto, pero la mirada de lástima que denotaban sus caras, dejó mucho que desear. Comprendemos la desesperación de conciudadanos globales por la situación de nuestro país, pero no es un crimen regresar al hogar.

«Virgen protectora», imagen capturada con Smartphone Moto G5 plus
en Silver Lakes, Miramar, Florida por @fermionico

Tu hogar es tu hogar
¿Cuantas personas nos alentaron para que nos quedáramos allende nuestras fronteras? ¿Imaginan mis lectores? Y créanme que lo hacen dudar a uno. Pero también ¿Cuantas de esas personas que te alientan, estarían dispuestas a recibirte en su hogar incondicionalmente? «Ahí está el detalle», dijo Cantinflas. Es decir, confiamos, porque lo vimos, que el nivel de vida puede ser mejor si emigras, pero es una decisión muy personal.
Las realidades y las posibilidades son diferentes, incluso, dentro de componentes de un mismo grupo familiar; volver al hogar no es un acto de suicidio, es la manera de decir al mundo: aceptamos nuestra realidad y luchamos dentro de ella para cumplir con la vida. Y ahí está el verdadero valor de vivir...
...¡Gracias por leer!
